sábado, 12 de enero de 2008

La mujer en el espejo

Hacerse un implante está de moda más que no hacerlo.” Escuché esta frase salida de la boca de alguna modelito o pseudo actriz nacional cuyo nombre no recuerdo y la verdad tampoco resulta relevante.
A raíz de esto me puse a pensar si me sometería a este tipo de operaciones y mi única respuesta fue un contundente NO. Tengo fobia a las clínicas y más a los quirófanos. Desde pequeña tuve la convicción que solo estaría en una situación similar cuando llegue el momento de traer un hijo al mundo. Ese día llegó y felizmente no he vuelto a uno de esos traumáticos lugares. Mucho menos lo haría por algo tan superficial como esto. No estoy en contra del empleo de los avances de la medicina para verse y sentirse bien, estoy en contra del autoritarismo de la imagen que somete a las mujeres a una permanente degradación y a las ideas sexistas que promueven los medios de comunicación y la sociedad de que las mujeres tienen que mantener un cuerpo deseable cueste lo que cueste.


Actualmente una actriz sin senos prominentes tiene menos posibilidades de trabajar que una retocada hasta el dedo gordo del pie. Esto no tiene nada que ver con la idea que ellas trabajan en base a su imagen sino que la sociedad les exige verse bien “así pasen los años.” Como dice la columnista Miriam Lewin "Las presiones estéticas en la televisión son una gran injusticia. Hay más presiones para las mujeres que tienen que estar siempre espléndidas, flaquitas, impecables, que para los hombres.” Es así donde sale a la luz el machismo que sigue siendo preponderante no solo en nuestro país sino en el mundo en general.

En los últimos años se registra en la publicidad una tendencia a presentar mujeres cada vez más jóvenes y delgadas, con un aspecto adolescente o incluso púber pero eso si con una delantera de campeonato. El atractivo sexual parece centrarse en su imagen de niñas pasivas, dependientes y como se sugiere en algunas publicidades "obedientes" a los deseos de otros o, más precisamente, de los hombres. Por ello las chicas crecen con la idea de que siendo más voluptuosas lograran encontrar a su príncipe azul lo que no saben es que apenas vayan a una fiesta o una discoteca encontraran al lobo feroz al acecho de una tierna Caperucita en minifalda, con un escote hasta el ombligo y sin argumentos con los cuales entablar una conversación interesante.

¿Existe algo peor que decirle a una mujer que no es atractiva y lo que es peor que no lo es porque no quiere? En realidad existen cosas mucho peores. Como pedirle a un hombre que se aumente el pene. Imagínense sería una cachetada a su virilidad Pero lamentablemente así como hay mujeres que se han liberado del viejo lastre de que solo servimos para satisfacer los deseos del hombre, las hay también aquellas que tienen el pensamiento erróneo de que solo teniendo un “cuerpo de infarto” lograrán la atención de los demás; olvidando que el cerebro también cuenta, que tener una personalidad sólida vale más que tener unos senos firmes.


MÓNICA