viernes, 8 de agosto de 2008

BASTA YA!!!!!


A lo largo de los años las mujeres han desempeñado funciones de representación simbólica de la nación (“madre patria”) y roles como reproductoras biológicas de la nación, reproductoras de las fronteras de grupos étnicos o nacionales, participadotas de luchas nacionales, económicas y militares.
De esta manera, el concepto de honor en torno a la mujer y el control de su sexualidad por la comunidad han desarrollado la función de reproducción de las fronteras de los grupos, de forma que sus cuerpos se convierten en instrumentales para delimitar la comunidad nacional. Como consecuencia, en contextos de conflicto con manifestaciones nacionalistas, la violación y en general la violencia sexual se convierte en prácticas dirigidas no solo a destruir o dañar a la mujer individual sino también a la patria que pertenecen.
Es así que la apropiación violenta del cuerpo de la mujer (violaciones, embarazos forzados, humillaciones, asesinatos, etc.) se ha convertido internacionalmente en un arma de guerra en los conflictos que se originan por el llamado patriotismo o nacionalismo.
Sin embargo, a pesar de todas estas atrocidades que se cometen día en día en “honor a la patria” las mujeres seguimos luchando apoyándonos entre nosotras mismas estableciendo alianzas entre
mujeres pertenecientes a comunidades enfrentadas, siendo estas acciones una de las contribuciones que las mujeres de sociedades fuertemente polarizadas han hecho a la construcción de la paz. En estas sociedades, algunas mujeres han sido capaces de tender puentes de diálogo y de empatía más allá de los motivos que llevaron a la confrontación armada y de los profundos ejes de odio y polarización, buscando puntos y posiciones comunes de partida desde las que iniciar un acercamiento y buscar nuevas formas de convivencia. Es especialmente relevante que, en sociedades en las que la construcción de identidades excluyentes y el manejo que de éstas se ha hecho desde determinados grupos de poder haya llevado al estallido de conflictos, existan iniciativas que evidencian la posibilidad de diálogo y convivencia.
Es bien sabido que los conflictos armados contemporáneos tienen un impacto desmesurado en la vida de las mujeres, y que estrategias como la utilización de la violencia sexual como arma de guerra las sitúan como objetivo prioritario. Por tanto, resulta comprensible que quienes han sufrido de manera similar las consecuencias de la violencia, independientemente de en qué lado se encuentren, sean capaces de identificarse más fácilmente con el sufrimiento de las otras víctimas más allá de divisiones sociales, étnicas, políticas o religiosas.
No existen barreras físicas ni mentales.
No permitamos que continúe la humillación y el sufrimiento somos mujeres, madres, hijas, amigas, compañeras.
Somos nosotras quien decidimos nuestra vida, que nadie te humille, que nadie te maltrate, que nadie te golpee. Luchemos juntas por el respeto a nuestras ideas y a nosotras misma.
ES MOMENTO DE DAR EL PRIMER PASO.